jueves, 23 de octubre de 2008

No. No me basta tener una jodida vida y vivirla solamente con el intuito de destruirla. No. Ahora tengo una jodida vida y dos tetas. Y el pelo rubio sedoso y brillante.

No me basta tener que ir al mercado comprar veneno de rata para matarme, ahora tengo que pillar crema para echarme en la piel oleosa. Oleosa solo en la zona “T”, que corresponde a la frente y la nariz.

No me basta dormirme y despertarme con la misma ropa desde años, tengo que acordarme de quitarme y ponerme el sujetador. Copa D.

No me basta querer parecer a Jesús Cristo dejando de afeitarme y acercarme a una mezquita a ver si un musulmán aficionado me da una cuchillada, tengo que depilar la cara, los sobacos, las piernas, los brazos, la espalda y el coño. Ops, no tengo coño.

Eso de ser travelo me esta poniendo de los nervios. Solo espero el momento cierto de poner mis planes en acción. No quiero solamente ser un transexual a mas, muerto en las calles por un jubilado celoso. Quiero más, quiero todo.

Es cierto que dedique toda mi vida a mi muerte y no he estado en ninguno de los lados. Pero sé que nada fue en vano, si hubiera muerto, a los 13 años, comiendo el jabón en polvo semi-soplado y enzimático de mi madre, hoy no podría planear minuciosamente lo que será el padre de los suicidios.

Lo que pasa ahora mismo es que no sé por donde empezar. Pero ese de ser mitad mujer me dio muchas ideas, cuantas cosas se pueden pasar por tu cabeza a partir del momento que te depilas y llevas sandias puestas.

Tengo reunión en los Depresivos Anónimos, hace parte del tratamiento. Me encanta el libre albedrío: si me atrevo a no comparecer me dan de alta y volveré a currar. No puedo más suportar aquel ordenador Celeron. Y de todas formas es una manera de matarme, si señor.

Me hago un cocktail con el veneno de rata más un poco de sosa cáustica, pero solo me alivia el dolor de estomago.

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